La interna de la Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa un momento crítico que podría derivar en una fractura del bloque de senadores nacionales. Las diferencias sobre la designación por decreto de jueces de la Corte Suprema y la postura frente al Gobierno Nacional han agudizado las tensiones internas, poniendo en jaque la unidad partidaria.
El quiebre dentro de la UCR se manifiesta en la división entre aquellos que, por conveniencia o estrategia, buscan mantener un vínculo con el oficialismo de Javier Milei y quienes se oponen frontalmente. En este contexto, las principales figuras del partido se reunirán en las próximas horas para debatir temas clave, como los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que blinda el nuevo endeudamiento con el FMI y la Convención Nacional convocada para el 25 de abril, una cita resistida por los gobernadores radicales.
Tensión creciente entre senadores y gobernadores
Dentro del bloque radical en el Senado, presidido por el correntino Eduardo Vischi, la crisis es evidente. Vischi responde al gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, quien busca garantizar la continuidad de su espacio en el poder provincial. Valdés, al igual que los mandatarios de Chaco, Leandro Zdero, y de Mendoza, Alfredo Cornejo, mantiene una postura pragmática: busca acuerdos con La Libertad Avanza para sostener la gobernabilidad en sus provincias sin romper definitivamente con el partido.
A diferencia de estos gobernadores, el presidente del Comité Nacional de la UCR, Martín Lousteau, ha asumido una postura más confrontativa con el gobierno de Milei, generando roces dentro de su propio espacio. Su convocatoria a la Convención Nacional sin una consulta previa con los mandatarios provinciales ha profundizado las diferencias.
Estrategias provinciales y ruptura en Diputados
La fragmentación radical ya se hizo evidente en la Cámara de Diputados en octubre de 2024, cuando 12 legisladores liderados por Facundo Manes se separaron del bloque conducido por Rodrigo De Loredo. Con dos tercios de sus bancas en juego en las elecciones legislativas de este año, el partido enfrenta el desafío de reorganizar su estructura sin comprometer su futuro político.
Mientras en Santa Fe el gobernador Maximiliano Pullaro mantiene su alianza con el PRO de Mauricio Macri y evita enfrentamientos con la Casa Rosada, en Jujuy el mandatario Carlos Sadir también ha tomado distancia de la UCR nacional, sin consultar a su antecesor Gerardo Morales.
Un partido en tensión permanente
La falta de consenso en la estrategia partidaria ha llevado a un radicalismo fragmentado, donde cada distrito toma decisiones independientes según sus necesidades electorales. Sin una conducción clara y con intereses divergentes, la UCR enfrenta un escenario incierto, en el que la definición de alianzas y estrategias de cara a 2027 será clave para su supervivencia política.
La crisis radical, que hoy parece centrarse en la elección legislativa de este año, podría definir el futuro del partido a largo plazo. La pregunta es si la UCR logrará mantenerse unida o si, como muchos anticipan, la fractura será inevitable.