Antonio Aranda, padre de un joven con discapacidad, denunció públicamente que su hijo Marcelo, diagnosticado con Síndrome de Tran de Willis, no puede continuar sus estudios secundarios debido a que la institución educativa le exige contar con un docente integrador, recurso con el que actualmente no cuenta.
Marcelo cursaba sus estudios en la Escuela Técnica, donde logró llegar hasta el sexto año. Sin embargo, al intentar continuar para finalizar su formación, desde la institución le informaron que no podría hacerlo sin una maestra integradora.
“Marcelo llegó hasta sexto año, solo le falta séptimo para terminar la secundaria, pero ahora nos dicen que no puede seguir porque necesita un docente integrador”, explicó su padre.
Antonio relató, además, que desde la institución le argumentaron que su hijo no encuadraría en los casos que la escuela puede contener:
“Nos dijeron que aceptan chicos con discapacidad motriz, como problemas en piernas o brazos, pero que no entran los chicos con problemas neurológicos como Marcelo”, detalló con preocupación.
La familia insiste en que Marcelo tiene derecho a completar su educación, y que la falta de un docente integrador no debería ser un impedimento para que pueda egresar de la secundaria y tener así mejores oportunidades para su futuro.
El caso abre un fuerte debate sobre la inclusión real en el sistema educativo y las barreras que aún enfrentan los estudiantes con discapacidad neurológica.
Antonio Aranda pide que las autoridades educativas intervengan y garanticen el derecho a la educación de su hijo, y visibiliza una situación que también afecta a otros jóvenes en la misma condición.
“Mi hijo quiere terminar la escuela, tiene derecho como cualquier otro chico. Solo falta voluntad y apoyo”, finalizó.