Desde el móvil de “La Mañana de Noticias”, nos dirigimos al corazón de la historia de Esquina, el tradicional comercio “El Áncora”, donde conversamos con “Pino” Silvero, un ícono de la comunidad con más de 50 años de trayectoria. Su nombre es sinónimo de tiempos pasados, de la melodía que alguna vez alegraba la terminal de ómnibus, y de una historia de esfuerzo y dedicación que todavía resuena en su negocio actual.
“Pino” recuerda con nostalgia sus primeros pasos como comerciante. “Yo empecé en un local en la terminal con mi hermano, éramos los dos relojeros. Después, abrí mi propio local enfrente de la terminal”, nos cuenta, mientras sus ojos brillan al rememorar los comienzos de una vida dedicada al comercio. Su hermano quedó en el pequeño taller de relojería, en lo que hoy es la Oficina de Información de la Municipalidad, mientras “Pino” se mudó con sus cosas al local que aún atiende día a día.
En aquella época, su pequeño espacio no solo ofrecía relojes, sino también una de las joyas de la era: la música, añadiendo una pizca de la magia que creaba al pasar música para los vecinos. “Tenía un parlante afuera y pasaba música mientras el negocio estaba abierto. Los vecinos se quedaron sin música cuando se dejó de vender CDs, no sé si para bien o para mal, porque por ahí los aburría”, bromea con esa calidez que solo una figura histórica del pueblo puede ofrecer.
Hoy en día, El Áncora se ha adaptado a los tiempos modernos, pero sigue conservando el alma de siempre. “Mi local ahora es más un polirrubro. Se encuentra de todo un poco: instrumentos musicales, cuerdas, cables, colgantes, radios y muchas cosas en lo que es recuerdos y cuchillería”, explica con orgullo.
Con más de medio siglo de servicio a la comunidad, “Pino” Silvero sigue siendo una pieza fundamental del paisaje cotidiano de Esquina. Su presencia no es solo la de un comerciante; es la de un guardián de historias, de recuerdos, de épocas que, aunque ya no están, viven en cada cliente que cruza la puerta de su local.
El Áncora continúa siendo un punto de referencia, y su legado musical, aunque silenciado, todavía resuena en la memoria de aquellos que lo recuerdan con cariño. Porque Esquina no sería lo mismo sin “Pino” Silvero y su infaltable sonrisa que sigue alegrando el día a día de quienes lo visitan.
Ojalá que las autoridades locales reconozcan en algún momento al “Áncora” como emblema de la localidad y a “Pino” Silvero por su gran trayectoria en lo comercial y aporte a la cultura esquinense.